Si un tapón de cerumen no se elimina a tiempo, el primer riesgo existente es que pueda crecer y endurecerse. Lo que hará su extracción más difícil y más arriesgada.
También puede producirse una infección entre el tapón y el tímpano, sobre todo, en caso de infiltración o restos de agua (como consecuencia del baño por ejemplo). Esto puede provocar una otitis externa.
Si el tapón ya está presente los riesgos pueden surgir como consecuencia de unos malos hábitos. El uso del hisopo de algodón (más conocido como «bastoncillo») puede, por ejemplo, provocar la compactación del tapón contra el tímpano y en consecuencia, agravar los síntomas, llegando incluso a perforar el tímpano. También se ha demostrado que el uso de agua de mar puede provocar una hinchazón del tapón.
Por último, un tapón no tratado a tiempo puede provocar una sordera parcial irreversible. Es un fenómeno frecuente observado en las personas mayores.